martes, 9 de noviembre de 2010

✔ Concentración

    Es la tendencia, de muchos directivos, concentrar todo el poder a su alrededor para administrarlo en dosis pequeñas, a su conveniencia, lo cual les asegura el control de cualquier decisión o situación. Esta opción no tiene que ver con su grado de experiencia o conocimiento y sí con su madurez y seguridad en sí mismos, así como con su propia inteligencia. Al principio, la concentración de poder funciona muy bien porque provoca una sensación de bienestar, al percibir que todo se tiene bajo control. Con el tiempo, y dada la situación de crecimiento obligado a la que aludía en párrafos anteriores, el directivo puede acabar ahogado en su propio éxito, por desbordamiento. Trabajará todas las horas del mundo y no con ello conseguirá su propósito, causándole una eterna insatisfacción.
Constituye una medida inteligente si se dispone de un buen equipo y del suficiente poder como para poderlo repartir, aparte de que cada uno esté dispuesto a asumir mayores capacidades de decisión. Si dicha distribución se realiza en cascada, la estructura puede permitir la asunción de mayores crecimientos de la compañía, con una mejor amortiguación de la carga de trabajo en el proceso de toma de decisiones.

Dicho reparto significa disponer de la suficiente capacidad de delegación como para ceder roles y decisiones sin necesidad de trasladar la responsabilidad, que siempre ha de recaer en el directivo.
No obstante, y esta es la parte negativa, también con este estilo existe la posibilidad de derivación de decisiones y responsabilidades, cuando el directivo tenga ocasión ya que con ello se libera de trabajo y pueden dedicar su tiempo a vivir mejor, mientras tienen a sus equipos trabajando duro para sacar delante los objetivos.

Por tanto, una de las claves, para poder gestionar eficazmente el caos reinante, consiste en dosificar y equilibrar convenientemente la distribución de poder en la organización, de tal forma que cada miembro del equipo pueda obtener altas dosis de rendimiento y motivación ejerciendo dicho poder, lo cual nos da una nueva dimensión del concepto de liderazgo. Por ello, tanto los autores Hackman y Johnson, como Crawford a finales de los noventa ya introdujeron esta importante característica dentro de su propuesta de los seis factores centrales de la personalidad del líder:

. Empowering: crea y reparte poder.
. Creativo: desafía la realidad.
. Interactivo: se involucra e involucra a los demás.
. Visionario: no piensa en el día a día, sino que predice el mañana.
. Apasionado: disfruta con su trabajo y su gente.
. Etico: se comportan como es debido.

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